Hace poco estuve en la universidad, me encontraba afuera del salón de clases con otro estudiante esperando a un profesor, mientras lo esperábamos se acercó una señora que estaba en decimo semestre la cual le preguntó a mi compañero si había visto a otro profesor. Yo preste mi atención hacia la señora y por su apariencia física dejaba notar que se encontraba alrededor de los 55 años de edad. En ese momento se me vinieron varios juicios a la mente que fueron: “tan viejita y estudiando”, “a esa edad para qué estudia”. Una vez mi amigo le dio respuesta y ella se fue, yo le manifesté a mi compañero lo que había pensado, el cual me contestó con afirmaciones similares, (algo parecido ya me había pasado antes cuando en un semestre anterior había visto una materia en la jornada nocturna y la mayoría de estudiantes es gente adulta). Después de aquel instante se me vino otro tipo de pensamientos a la mente pero esta vez fueron la contraposición a los primeros, y de igual manera se los dije a mi compañero, que fueron: “qué bueno que esté estudiando, eso es claro ejemplo que nunca es tarde para estudiar”, “qué bueno porque eso es sinónimo de superación” y con esa posición me quede. Terminé clases me dirigí hacia mi casa y ese episodio quedo en el pasado como cualquier otro.
En una tarde posterior a lo comentado, me puse a pensar y a cuestionar por qué cuando vi a la señora mis primeros juicios fueron: a esa edad para qué estudia, y no al contrario, de: qué bueno que esté estudiando. La respuesta a ese interrogante estaba en mi inconsciente desafortunadamente. Y digo desafortunadamente porque en mi inconsciente tenía una idea equivoca de que cuando uno estuviera en la tercera edad “ya para qué estudiar”, y fue precisamente eso lo que proyecte cuando vi a la señora. Comprendí entonces, que los primeros juicios estaban haciendo de mí, sin querer, una persona limitada, que cuando fuera adulto no estaría en capacidad de estudiar, en condiciones de aprender.
Es pues que muchas veces nos traiciona el inconsciente en cosas tan pequeñas aparentemente sin importancia pero que tienen gran repercusión en nuestras vidas y es preciso saber identificarlas para poder cambiar y mejorar.
En una tarde posterior a lo comentado, me puse a pensar y a cuestionar por qué cuando vi a la señora mis primeros juicios fueron: a esa edad para qué estudia, y no al contrario, de: qué bueno que esté estudiando. La respuesta a ese interrogante estaba en mi inconsciente desafortunadamente. Y digo desafortunadamente porque en mi inconsciente tenía una idea equivoca de que cuando uno estuviera en la tercera edad “ya para qué estudiar”, y fue precisamente eso lo que proyecte cuando vi a la señora. Comprendí entonces, que los primeros juicios estaban haciendo de mí, sin querer, una persona limitada, que cuando fuera adulto no estaría en capacidad de estudiar, en condiciones de aprender.
Es pues que muchas veces nos traiciona el inconsciente en cosas tan pequeñas aparentemente sin importancia pero que tienen gran repercusión en nuestras vidas y es preciso saber identificarlas para poder cambiar y mejorar.
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Glosario:
Proyección (psicoanalisis): Atribuir las características personales a otros.
http://portafoliodigitalco.bligoo.com/content/view/322725/Glosario.html
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Nunca es tarde para empezar de nuevo... ya sea con nuestra vida,estudio,amor,cambio,etc. Lo importante es saber identificar el momento de la faceta para tomar la iniciativa de un comienso de enrriquesimiento personal llevandose como triunfo el fruto de nuestro comienzo...(Muy Interesante tu reflexion hermano...un beso)
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