domingo, 28 de febrero de 2010

Lo que proyectamos inconscientemente

Hace poco estuve en la universidad, me encontraba afuera del salón de clases con otro estudiante esperando a un profesor, mientras lo esperábamos se acercó una señora que estaba en decimo semestre la cual le preguntó a mi compañero si había visto a otro profesor. Yo preste mi atención hacia la señora y por su apariencia física dejaba notar que se encontraba alrededor de los 55 años de edad. En ese momento se me vinieron varios juicios a la mente que fueron: “tan viejita y estudiando”, “a esa edad para qué estudia”. Una vez mi amigo le dio respuesta y ella se fue, yo le manifesté a mi compañero lo que había pensado, el cual me contestó con afirmaciones similares, (algo parecido ya me había pasado antes cuando en un semestre anterior había visto una materia en la jornada nocturna y la mayoría de estudiantes es gente adulta). Después de aquel instante se me vino otro tipo de pensamientos a la mente pero esta vez fueron la contraposición a los primeros, y de igual manera se los dije a mi compañero, que fueron: “qué bueno que esté estudiando, eso es claro ejemplo que nunca es tarde para estudiar”, “qué bueno porque eso es sinónimo de superación” y con esa posición me quede. Terminé clases me dirigí hacia mi casa y ese episodio quedo en el pasado como cualquier otro.

En una tarde posterior a lo comentado, me puse a pensar y a cuestionar por qué cuando vi a la señora mis primeros juicios fueron: a esa edad para qué estudia, y no al contrario, de: qué bueno que esté estudiando. La respuesta a ese interrogante estaba en mi inconsciente desafortunadamente. Y digo desafortunadamente porque en mi inconsciente tenía una idea equivoca de que cuando uno estuviera en la tercera edad “ya para qué estudiar”, y fue precisamente eso lo que proyecte cuando vi a la señora. Comprendí entonces, que los primeros juicios estaban haciendo de mí, sin querer, una persona limitada, que cuando fuera adulto no estaría en capacidad de estudiar, en condiciones de aprender.

Es pues que muchas veces nos traiciona el inconsciente en cosas tan pequeñas aparentemente sin importancia pero que tienen gran repercusión en nuestras vidas y es preciso saber identificarlas para poder cambiar y mejorar.

Todos los derechos reservados JHON LATORRE © 2010

Glosario:
Proyección (psicoanalisis): Atribuir las características personales a otros.
http://portafoliodigitalco.bligoo.com/content/view/322725/Glosario.html

miércoles, 24 de febrero de 2010

Pronto

Pronto subiré los escritos, me faltan corregirles unos pequeños detalles. Mientras tanto los invito a leer mi cuento: Oscuro amanecer

Oscuro Amanecer


Esta era una vez en que las flores se marchitaban, en que el sol se apagaba, ya el mundo estaba por acabarse.

Los hombres por su afán de vivir se marcharon en busca de otro planeta, mientras los herederos del mundo seguían ahí. Los animales no entendían el por qué. Sonidos muy duros salían del núcleo de la tierra, la taza de contaminación estaba provocado su fin. La ambición del hombre por el materialismo había hecho que todo lo bello de la naturaleza se fuera agotando. Ahora sus grandes metrópolis se estaban sepultando, los hermosos paisajes del mundo, los largos azules de los mares se perdían en los colores oscuros de la destrucción. Ya nada era igual.

La madre naturaleza estaba cambiando, los hombres la observaban desde lo lejos y a la vez se preguntaban a donde ir. Teniendo la esperanza de que la tierra fuera a cambiar para luego volver a su estado natural, vieron como esa esperanza se perdía.

Lo que estaban presenciando en ese momento era muy doloroso. Era como quitarle la vida a unos animales en casería, era como matar varios osos por vender sus pieles a cambio de unos cuantos papeles verdes, era más doloroso que ver como ahorcan a un cerdo y luego meterle un filo en su cuerpo, era como destruirle los hogares a los animales marinos, era como clavarle varias puñaladas a un toro sólo por querer deleitar a un público sin sentimientos. Sí, la tierra desapareció esparciendo lagrimas por todo el universo.

La luz radiante de la vela se apago, la cuenta regresiva llego a su fin, ahora no había nada. Los restos de la tierra se fueron muy lejos para olvidarlo todo.

Los hombres preocupados agacharon la cabeza y se dieron cuenta que las tantas campañas en contra de la contaminación no era por querer hacerlas, era por evitar lo que en esos momentos estaban viviendo; no era broma, era un hecho. Toda la especie humana se encontraba como varios animales en cautiverio esperando su fin. Entendieron que el dinero, que lo material los domino, que eran juguetes de unas falsas propagandas, que fueron manipulados por un famoso capitalismo, que eran esclavos de ellos mismos, que eran fruto de su ambición.

Los hombres llegaron a otro mundo, a un planeta donde vieron que se podían quedar. Por la noche subieron a una montaña, se sentaron, fijaron su vista hacia lo alto y vieron lo hermoso del universo, vieron lo grande que era Dios. En ese momento comprendieron el verdadero valor de las cosas. Se dieron cuenta que el sentido de sus vidas no era poseerlo todo, era haber obrado bien.

Sentados mirando las estrellas sabían que estaban ahí, en un planeta donde las condiciones eran diferentes. No habían valles, lagos ni bosques, no existía la linda flora y fauna de la tierra, donde no estaba lo profundo y alto de los océanos y de los cielos; se dieron cuenta de ello, sabían que tenían que empezar desde cero.

Los restos del planeta tierra llegaron a un lugar del universo con gran variedad planetas, de muchos climas, ríos y mares, donde los árboles eran bastante altos y había una inmensa cantidad de flores. Estos restos cayeron en estos planetas y con el paso del tiempo surgirían varias especies de animales que a medida que pasarían los años sólo ellos iban a disfrutar de sus riquezas, pues quedaba muy lejos de donde se encontraban los seres humanos.

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